Haz de tu cocina un espacio sostenible.

Inundaciones, sequías extremas, tifones, nevadas intensas…. son algunos de los síntomas de que
el planeta necesita nuestra ayuda para evitar la degradación extrema a la que le estamos sometiendo y hacer de él un lugar habitable que puedan disfrutar las nuevas generaciones.

Por suerte, cada vez somos más los que estamos realmente concienciados con cuidar nuestro entorno y para ello adoptamos conductas y comportamiento orientados a dejar un mundo mejor. Para ello entendemos que debemos empezar por lo más cercano que tenemos que es nuestro propio hogar, y por la estancia de nuestra casa más susceptible de interactuar con el medio ambiente que es la cocina.

A continuación te vamos a mostrar una serie de trucos que seguro conoces, pero que no está mal recordarlos para hacer de nuestra cocina una estancia sostenible y un poco más ecológica.

1.- Si aún no tienes la cocina amueblada y decides por empezar a hacerla sostenible desde su montaje te recomendamos que busques muebles de materiales naturales con ecoetiqueta y materiales monocomponentes. Los tableros de los muebles deben poseer certificado FSC y deben provenir de bosques con certificación FSC.

La producción, embalaje, transporte y montaje deben seguir protocolos de ahorro energético y debemos valorar también el potencial de reciclaje de los mismos una vez concluida su vida útil.

Los electrodomésticos más comunes serán de certificación energética A. Si a esto le añadimos comportamientos como desenchufaros cuando no se usan o apagarlos en vacaciones (por ejemplo la nevera) conseguiremos un ahorro muy importante de luz.

2.- Conseguiremos una iluminación más ecológica montando leds. Éstos son de larga duración, bajo consumo y baja emisión de calor. Además podemos montar electrodomésticos específicos como máquina de pan con amasadora automática, germinador de semillas o triturador de residuos.

Si ya tenemos la cocina montada debemos pensar en los hábitos de cada día. Desde aquí os proponemos los siguientes:

1.- Lo primero que vamos a organizar es nuestra zona de depósito de residuos, colocando recipientes diferentes, reciclando así papel y cartón por un lado, plásticos por otro y vidrio en un tercer contenedor. Por supuesto la basura orgánica la depositaremos en un recipiente independiente de los anteriores y la llevaremos al contenedor de nuestra calle con más frecuencia que el resto.

2.- Podemos reciclar el aceite usado para cocinar guardándolo en una botella y depositándolo en los recipientes específicos ubicados en la ciudad o en los centros de tratamiento de residuos o puntos limpios. El aceite que desechamos por las tuberías no sólo es dañino para el medio ambiente, sino que además puede dañar nuestras conducciones de agua.

3.- Debemos acostumbrarnos a no usar papel de cocina para todo. Es cierto que es muy cómodo, pero si pasamos una bayeta húmeda o un trapo de tela conseguiremos un efecto similar con el consiguiente ahorro de papel.

Lo mismo podemos decir de las servilletas de papel. Podemos sustituirlas por servilletas de tela para la vida diaria cotidiana y utilizar de papel en ocasiones en las que recibamos visitas o muchos comensales.

4.- Un buen gesto y que no supone nada es llevar una bolsa de tela siempre en el bolso. Así gastaremos menos bolsas de plástico, sobre todo en las pequeñas compras diarias como el pan o las cuatro cosillas de la tienda del barrio.

5.- Vamos a comprar productos de temporada de buena calidad con los que podamos reinventarnos en la cocina y no tiremos comida a la basura. Para ello sólo hace falta un recetario y un poco de creatividad, con el objetivo de consumir lo que compremos. Si lo pensamos un poco vamos a conseguir una dieta equilibrada, nutritiva y sostenible.

Es bueno, en este punto, comprar los productos a granel, evitando la ingente cantidad de productos envasados que adquirimos a diario. En la frutería, en la charcutería, en la carnicería… vamos a evitar los estuches de piezas preparadas pidiendo sólo lo que creemos que vamos a consumir. Con este gesto mataremos dos pájaros de un tiro, consiguiendo no desperdiciar comida y reducir el uso de envases plásticos.

Ya sabes que un futuro mejor para el planeta está en nuestras manos. Somos parte de una sociedad que se define no sólo por lo que crea, sino por lo que se niega a destruir.

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