Sí, porque todavía estás a tiempo. Ahora que las tardes son más cortas pero se hacen eternamente largas, y que no ha hecho su entrada aún el frío polar del invierno, es un momento ideal para iniciar algunos cambios y arreglos en tu hogar. ¡Manos a la obra!
Revisa los cerramientos de las ventanas
¿Recuerdas que el año pasado ‘se te hizo bola’ y el frío se colaba por entre las juntas? Pues no dejes que ocurra lo mismo este año; comprueba y sella con aislantes o burletes puertas y ventanas y verás, además, un ahorro en tu factura de calefacción.
Elige tejidos cálidos
Para tus cojines, para los almohadones de las camas, para las fundas del sofá… Algodón y lana son las opciones más calentitas. Y si quieres, puedes ir buscando algún plaid de tacto suave –el terciopelo siempre es un acierto– para esos maratones de Netflix o de lectura en el sofá.
Alfombras mágicas
Corre al trastero y desempolva las alfombras. ¿Que no tienes? Pues hazte con alguna al menos para el salón. Conseguirás crear un ambiente cálido y confortable.
Saca partido a las cortinas
Además de ser un elemento decorativo muy elegante, tienen un punto práctico: te aíslan de miradas indiscretas, retienen el calor de la casa y suponen otra barrera más para esas escurridizas corrientes heladoras. Eso sí, recuerda descorrerlas cuando el sol y la luz del día entren en tu casa.
La iluminación al poder
Porque no hay nada más triste y desapacible que un hogar mal y/o poco iluminado. Sobre todo, céntrate en el recibidor; es lo primero que ves y dice mucho de quien vive en esa casa. Elige halógenos de techo y luces indirectas –que no tenues– en tonos cálidos. Y si quieres dar un toque neoyorquino, salpica la estancia –baños, cocina, recibidor…– con velas aromáticas.