Si alguna vez viajas por el subsuelo de Madrid, entre las estaciones de Iglesia y Bilbao, el tren ralentiza la marcha mientras atraviesa una estación en la que nunca se detiene. Al cruzarla se pueden escuchar los aterradores gritos de aquellos que quedaron allí sepultados durante los bombardeos de la Guerra Civil. Bueno, esto último es mentira. Pero la estación está y ahora la puedes visitar como museo.
Una estación fantasma en Madrid.
Fué en 1919 cuando se inauguró la estación de Chamberí. Formaba parte de la primera linea del Ferrocarril Metropolitano de Madrid. Fue diseñada por el arquitecto Antonio Palacios, quien la dio ese aire parisino a la moda de aquella época. La estación acogió trenes y viajeros durante 47 años. En 1966 debido al aumento del número de viajeros se decidió ampliar los andenes de las estaciones de 60 a 90 metros. Debido a su situación curva y la cercanía con la estación de Iglesia fue clausurada. La única en la historia de Madrid. Los accesos exteriores fueron tapiados y la estación quedó sepultada durante décadas.
Hasta que en 2008 fue reabierta a los madrileños como museo. Al entrar en la estación de Chamberí uno tiene la sensación de viajar al pasado. Tornos, papeleras, maquinas expendedoras de billetes, caseta de los trabajadores, letreros y señales. Todo se conserva tal y como era hace medio siglo. Pero lo que realmente es una joya son los anuncios publicitarios en coloridos azulejos perfectamente conservados. Historia de la publicidad y de la sociedad española. Como curiosidad el billete en aquella época valía 10 céntimos de peseta, lo que vendría siendo 0.001€. Que envidia, ¿eh?.
Si te ha entrado la curiosidad y tienes ganas de conocer la estación más “terrorífica” del metro de Madrid puedes visitarla los viernes de 11 a 13 y de 17 a 19 y los fines de semana de 10 a 14. ¡Y es gratis!.