Aunque es el más pequeño de Madrid es uno de los más solicitados y con mayor densidad de población. Su nombre le viene de lejos, concretamente de cuando las tropas francesas ocuparon la capital e hicieron de la plaza actual su campamento. Chambéry, capital de Saboya (Francia).
Durante el reinado de Felipe IV fue una especie de arrabal y un coto de caza para la aristocracia, pero gracias al aumento de la población se transformó en una zona residencial.
Con una población actual de más de 150.000 habitantes –a quienes se les llama ‘chisperos’–, el distrito se divide en seis barrios: Gaztambide, Arapiles, Trafalgar, Almagro, Ríos Rosas y Vallehermoso.
Si te preguntas el porqué de su éxito, la respuesta es fácil: es una de la zonas más céntricas de la capital pero sin el extra de estrés; está muy bien comunicado; propios y extraños disfrutan de una gran oferta de ocio y cultura protagonizada por calles tan importantes como Fuencarral o Santa Engracia –donde el shopping no es un deporte de riesgo sino un placer–, centros de arte de la talla del Museo Sorolla, o una de las más interesantes alternativas de la escena madrileña como los Teatros del Canal.
Además, es un barrio en el que no hay excusa para no practicar deporte, ya que presume de tener uno de los más completos complejos deportivos de la ciudad en los terrenos del Canal de Isabel II.
Bien de Interés Cultural
El distrito goza de una extraordinaria abundancia de edificios modernistas, neogóticos y neomudéjares, sobre todo en los barios de Almagro y Trafalgar, y también iglesias e infraestructuras. 30 de estos edificios han sido declarados Bien de Interés Cultural y algunos Monumento Nacional.
Calles tan importantes como Génova, Paseo de la Castellana y el eje formado por Almagro y Miguel Ángel forman el llamado ‘Triángulo de Oro’ de Madrid.