Dicen que sobre gustos no hay nada escrito… diferimos. Y si es así, ya es hora de que alguien escriba algo, no? 😉 Nosotros hemos recopilado opiniones aquí y allá sobre la decoración y el buen rollo de las casas y queremos compartirlas contigo. Ahí van nuestros cinco ‘prohibidos’.
- Un televisor gigantesco.
Esto, según William Hanson (experto en protocolo), es una ordinariez propia de los nuevos ricos, de personas que le dan una importancia desproporcionada a la tele en detrimento de la lectura, ir a l teatro, al cine, escuchar música o charlar con los amigos. Menos mal que, al menos, ahora son pantallas planas y nadie tiene ya la tentación de plantar sobre ellas el torito y la Guendoline… ¡Algo es algo! - Muebles con espejos.
Sí, es verdad que hacen un efecto amplificador del ambiente, pero denotan egocentrismo y poco glamour. Tener muchos espejos implica que estén siempre relucientes –lo contrario sería ya el colmo del mal gusto– y esto da mucho trabajo. Además, según el Feng Shui, depende de dónde los coloques, el reflejo de los espejos puede ser negativo para ti. Así que, espejos sólo los imprescindibles. - Relojes que no funcionan.
Mala idea y poco práctica. Conservar un reloj que no tiene pilas o que está estropeado no mola. Si medir el tiempo es su cometido no tiene sentido mantenerlo ahí, en la pared o en la mesilla de noche, porque puede paralizar tus energías y detener tu progreso. - Cables por doquier.
No, mal. Búscate la vida para ordenar y recoger los cables de la tele, el módem, el portátil, la Wii, la Play, las lámparas, etc… Puedes ‘esconderlos’ detrás de una portezuela, agruparlos de alguna forma, u ordenarlos por categorías. Pero evita el revoltijo de cables a la vista. - Flores artificiales.
Nunca, –¡ni siquiera en las terrazas!– aunque te digan “están tan bien hechas que parecen naturales”. Resiste. SI te apetece poner flores en tu casa, elige siempre las naturales, de temporada, porque dan vida a tu hogar, perfuman el ambiente y son bonitas. Además, las artificiales se llenan de polvo enseguida y no huelen a nada.